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Como tontos, a 40ºC
mirábamos al cielo esperando que lloviese. La que caía era un
solana espartana que dejaba secos hasta a los caracoles, y sus
cuernos. Pero aún así, la culpa era del viento, que las nubes movía
y por eso la lluvia no caía.
Ésta mañana la noticiade la subida del IVA al 21% ha segado el campo, pero a la vez, ha
dejado rastrojos expandidos a lo largo del vasto reino, tentando al
destino con demasiado tesón.
Yo, no tengo ni idea de
macro-economía, ni tengo la más mínima intención de hacer un
análisis de algo que no sé, por lo que me voy limitar a dar mi
punto de vista desde otro ángulo. Para empezar, creo que el problema
es a nivel occidental, principalmente, la avaricia ha colmado el vaso
de oro, al vaso de plata, pero ha dejado sin una gota al vaso de madera.
Desde la Segunda Guerra
Mundial se ha pretendido hacer un castillo con palillos, esperando a
que éstos resistiesen envistes de cañonazos, porque no se puede
hacer unión con dinero como base para tal unión. El dinero nunca en
la vida ha unido nada, más bien, todo lo contrario.
La Unión Europea, ha
sido una falacia hipócrita de naciones que históricamente se han
limitado a mirar sus bolsillos y a rascarse la barriga, observando al
débil para que en el momento oportuno aprovecharse de él. Se ha
estado tan obcecado en tal propósito que se han dejado atrás
factores importantes para que la maquinaria siguiese funcionando.
Mientras eso ocurría, Inglaterra y Alemania hacían un duelo de
gallos para ver quién cortejaba y mandaba sobre Europa, por otro
lado, Francia salvaguardaba sus muebles muy diplomaticamente. Al otro
lado del charco, Estados Unidos mientras tuviese al socio y
competidor controlado y sin distanciarse de ellos, todo bien. Las
naciones pequeñas soñaban con entrar a formar parte del gran
pastel, y la unión sacaba pecho. El resto, los periféricos,
queríamos jugar a ser socios con honores, pero el suelo que creíamos
firme se acabó convirtiendo en arenas movedizas.
Toda esta inestabilidad, además, ha dado alas a otras naciones que han visto su oportunidad para posicionarse como potencias dominantes, lo que puede ser un problema aún mayor. Los grandes imperios siempre han empezado a caerse primero desde dentro.
Pero no acaba ahí la
cosa, la población, en concreto la Española, con un trastorno
bipolar de personalidad, la cual, que no sabía si era provinciana,
española o europea, se autoeducaba a marchas forzadas en lo que se
suponía que eramos, una nación moderna y del primer mundo.
Queriendo quitarse ese casposo complejo de español de boina y
bastón, que lo único que sabía era rezar el Padre nuestro cuando
las cosas se ponían feas, o por el contrario, cagarse en el Padre
nuestro, de “otros”.
Al final se ha llegado
mal y tarde. Pero allá vamos, ostentando y demostrando al mundo que
¡“semos” los mejores, bueno y qué!. Primeros en políticos
corruptos, primeros en banqueros corruptos, primeros en abortar más
y mejor, primeros en consumo de drogas, primeros en paro, primeros en
suicidios, primeros en educación..., pero por detrás, primeros en
cambiar el término matrimonio, primeros en ser Jovenes y Jovenas,
etc.. Desde luego, ímpetu no nos falta.
Pues ya hemos llegado, y
aquí estamos, ¡nos va de maravilla!, tanto es así, que volvemos a
ser primeros en ser los más tontos. Mañana el sol brillará, aunque
aquí, lo que hace falta es lluvia fresquita que calme un poco la sed
de esta tierra seca.
Brillante, sin comentarios
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