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jueves, 19 de julio de 2012

¡Ve y dile a tu rey que lo mismo le haré!

Historia




No resulta extraño que los sucesos históricos que más me gusten de la historia de España sean sus logros y triunfos, pero quizá sí lo sea que los que más disfrute sean los que tienen que ver con derrotas Británicas a manos de Españolas, ésto se debe al resarcimiento personal por propiciarles una cura de humildad a tan prepotente y orgullosa nación, a la si no fuera por la guerra de independencia Americana, en la cual también participamos y se nos ignora en las superproducciones hollywoodenses, parecería que los Ingleses nunca han perdido una batalla o una guerra.

En concreto, el suceso histórico que más satisfacción me produce en este sentido, es el conocido como la Guerra de la oreja de Jenkins.

España empezaba a perder su esplendor tras el llamado siglo de oro que empezaría con la publicación de la gramática española en 1492 por Nebrija, hasta la muerte de Calderon de la Barca en 1681. España con una aún reciente sucesión monárquica conflictiva, y la casa de los Borbones como nueva Casa Real española, comenzaba el siglo XVIII con el pedrigrí de la que fuese la nación en la que no se ponía el sol y a la que toda Europa pretendía emular, la Universidad de Salamanca era envidia y referente, así como todo lo Español, pero precisamente, mantener todo aquel vasto imperio no iba a resultar fácil.

Escorial, simbolo de poder



Los Británicos, con pretensiones territoriales sobre el mundo entero, también de hacerse con el monopolio del comercio mundial, la venta en exclusiva de esclavos con América, así como los continuos roces debidos a sus intereses perdidos en la guerra de sucesión de los Austrias.



Surgió en 1719 un preludio de lo que se aceraba. En esta ocasión, España se alió con Escoceses y Britanicos partidarios del Rey católico Jacobo III para invadir Inglaterra, aquello no transcendió más allá de una leyenda escocesa que afirma que el fantasma de un soldado español caído en los bombardeos pasea por las estancias del castillo de Eilean Donan.



Castillo de Eilean Donan

Pero la verdadera guerra comenzó en 1739, Gran Bretaña había arrebatado al Imperio español el primer puesto como potencia mundial. La negativa de permitirle a Gran Bretaña comerciar con las provincias españolas de ultramar pareció ser la gota que colmó el vaso de los muchos roces que se tenían con la nación isleña, decidieron entonces vengarse hundiendo todo navío con pabellón naval hispano, lo que propició dejar a las colonias españolas prácticamente desabastecidas y teniendo éstas que recurrir al contrabando de mercancías para abastecerse, lo que sin duda favorecía la piratería, en lo que estaban bien curtidos los británicos. Fue así como el guarda costas español, Juan Leon Fandiño abordó el navío pirata inglés, “Rebecca”, y tras cortarle la oreja al capital le dijo; “Ve y dile a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve”.




Cámara de los comunes
Al llegar Robert Jenkins a Londres y declarar en la cámara de los comunes con la oreja en la mano, provocó que el grupo parlamentario y posteriormente la opinión pública sancionara los incidentes como una ofensa al honor nacional, desembocando en un claro "casus belli" contra el Reino España. Gran Bretaña retiró al embajador británico de Madrid y declaró la Guerra el 19 de octubre de 1739.


Las batallas navales entre escuadras Españolas y Británicas fueron sucediéndose una tras otra a lo largo y ancho de todo el globo, pero si hay que remarcar un punto clave, sin duda, es la batalla por el sitio de Cartagena de Indias.



Se trataba ya de la tercera intentona británica de hacerse con el control de Cartagena de Indias, Cartagena de Indias era en aquel tiempo puerto principal del Virreinato de Nueva Granada y punto de partida principal de la Flota de Indias hacia la Península Ibérica. El verdadero objetivo Británico era hacerse con Cuba, para así invadir Florida. Para ello reunieron en Jamaica, en posesión Británica y base de operaciones del caribe, una de las mayores armadas vista hasta entonces.



Para ello reunieron 186 naves, a bordo de las cuales iban 2.620 piezas de artillería y más de 28.000 hombres, entre los que se incluían 10.000 soldados británicos encargados de iniciar el asalto, 12.600 marineros, 1.000 macheteros esclavos de Jamaica y 4.000 reclutas de Virginia dirigidos por Lawrence Washington, hermanastro de George Washigton. Todo ello bajo el mando de Sir Edward Vernon. Vernon ,venía crecidito y se pavoneaba de lo fácil que le resultaba vencer a los Españoles, aquellas declaraciones calentarón aún más ambiente, pero daba la casualidad de que en Cartagena se encontraba un tal Blas de Lezo y Olavarrieta. Un vasco al que llamaban “mediohombre”, no porque fuese bajo, si no por sus múltiples mutilaciones sufridas tras los combates, haciéndose eco de la altanería del Sir británico, y sin amilanarse, le respondió lo siguiente: “Si hubiera estado yo en Portobelo, no hubiera su Merced insultado impunemente las plazas del Rey mi Señor, porque el ánimo que faltó a los de Portobelo me hubiera sobrado para contener su cobardía” Ya pocas palabras más, se podían decir.



Blas de Lezo por el contrario, contaba con tan sólo 3.600 hombres, 6 navíos de linea yuna larga experiencia militar, aún así, 3.600 hombres contra más de 28.000, a todas luces, era una victoria británica fácil. Tanto, que en Gran Bretaña no se esperaron ni a saber los resultados y se pusieron a emitir monedas con la siguiente inscripción; “Los héroes británicos tomaron Cartagena el 1 de abril de 1741” y “El orgullo español humillado por Vernon”.



La batalla



La imponente flota británica es oteada por los vigías de la ciudad de Cartagena un día 13. Los navíos británicos estuvieron durante 16 días seguidos bombardeando la ciudad sin cesar. Los británicos se fueron haciendo con cada una de las posiciones con total facilidad, entraron triunfantes en la bahía sin mayores problemas, mientras, los 600 soldados españoles que quedaban con vida se habían guarnecido en la fortaleza de San Felipe de Barajas. Por lo que Vernon ordenó abrir fuego, tanto desde el mar como desde tierra a dicha fortaleza. Luego ordenó a sus hombres rodear la fortaleza con la intención de asaltarla y acabar cuanto antes con la guerra y alzarse con la victoria. Pero al ir a cruzar la estrecha puerta de la fortaleza, 1.500 de sus hombres perdieron la vida, lo que bajó la moral de los de Vernon, pues no se esperaban tal suceso. Vernon ante la desesperación se reunió de urgencia con sus generales para debatir como asaltar la fortaleza, finalmente decidieron construir escaleras para llegar al otro lado. Blas de Lezo ya había previsto que decidirían hacerlo de tal modo, por lo que les preparó una trampa mortal. Fue entonces cuando los casacas rojas fueron cayendo bajo fuego español, la masacre estaba servida, Vernon había errado en su estrategia y había condenado a sus soldados. A la mañana siguiente ,el horror hizo que el ejercito británico quisiese huir despavorido, rotas las lineas británicas, los españoles cargaron a bayoneta contra un ejercito desmoralizado y abatido. Vernon, con el rabo entre las piernas, fue a puerto para lleno de rabia y cólera ordenar a despecho bombardear la ciudad durante 30 días más, mientras él, ponía rumbo a Gran Bretaña, donde estaban celebrando su “victoria” (como me hubiera gustado ver la cara de Jorge II cuando apareciese Sir Edward Vernon).




Blas de Lezo
Finalmente, el resto de navíos acabó por abandonar y aceptar la derrota, las consecuencias de la guerra fueron desastrosas, Los británicos tuvieron entre 8.000 y 10.000 muertos y unos 7.500 heridos, había sucumbido la flor y nata de la oficialidad imperial británica. Además perdieron 1.500 cañones e innumerables morteros, tiendas y todo tipo de pertrechos. 17 buques de guerra resultaron seriamente dañados. Todo ésto supuso un serio revés para la flota de guerra británica, que quedó prácticamente desmantelada y tardó mucho en reponerse.



Por contra, el ejercito español perdió en dicha batalla 800 hombres y los 6 navíos de línea, hubo 1200 heridos y lo peor de todo, Blas de Lezo perdió la vida a consecuencia de la peste, enfermedad generada por los cuerpos insepultos (casi todos ingleses) ocasionados por los sucesivos combates. A cambio, España consiguió mantener sus territorios, y prolongar su supremacía militar en América durante algunas décadas más, lo que le serviría en la siguientes guerras contra los británicos, la guerra de los 7 años y la guerra de Independencia de los Estados Unidos.

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