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domingo, 18 de noviembre de 2012

Esperando el fin.



Opinión

 

Después de una noche de tempestad, amanece victorioso el Domingo con un sol invernal propio de las fechas en las que estamos,  Noviembre, luce lejano, pero la temperatura es agradable, quizá sea por eso que  la Iglesia esté repleta, no cabe ni un alma más, incluso después de haber sacado las sillas de los salones parroquiales, hay  gente  que sigue en pie, algunos cagándose en las tradiciones y otros ofreciendo el sacrificio, los niños intentando portarse lo mejor posible, los jóvenes buscando a otros jóvenes y así la Misa avanza hasta llegar al Evangelio. El sacerdote anuncia a San Marcos como el autor del que hoy toca, hoy trata sobre un tema estrella, el Armagedón, la Parusia, el Apocalipsis, o lo que es lo mismo, el final de los tiempos. Para muchos el fin de los tiempos no supone mayor misterio que responder a la pregunta de, qué se ve cuando se cierran los ojos. (como si fueran robots a los que desactivan).
 
Evangelio según San Marcos 13,24-32.
En ese tiempo, después de esta tribulación, el sol se oscurecerá, la luna dejará de brillar,
las estrellas caerán del cielo y los astros se conmoverán.
Y se verá al Hijo del hombre venir sobre las nubes, lleno de poder y de gloria.
Y Él enviará a los ángeles para que congreguen a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del horizonte.
Aprendan esta comparación, tomada de la higuera: cuando sus ramas se hacen flexibles y brotan las hojas, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano. Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el fin está cerca, a la puerta. Les aseguro que no pasará esta generación, sin que suceda todo esto. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cuanto a ese día y a la hora, nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, nadie sino el Padre.
 
Si bien alguien podría acogerse a que este es el "cuento" de siempre, de que entre que sucede o no sucede, han pasado ya muchas generaciones y que a todas les llega el fin de los tiempos cuando van al hoyo. Mi postura es la de la duda, la de no poner la mano en el fuego por aprecio a mi extremidad.
En cuanto al mensaje del Evangelio, en el que se nos habla de una tribulación, o sea, de una gran pena, una persecución de personas, también habla de elegidos y de una generación. Todo ésto me lleva a entender que la generación de la que habla es la de los herederos de la buena noticia, de los seguidores de Cristo, y que de entre los cuales habrá unos elegidos y que ellos serán los rescatados por un poderoso y glorioso Ser, rescatados de la penuria, de la tribulación.
Por último nos deja con un, estad preparados, pues nadie sabe ni el día ni la hora, y con esa espada de Damocles cierra el Evangelio. ¿Qué supone estar preparado para estar entre los elegidos que sean congregados al amparo del Glorioso? ¿Es ésto un chantaje psicológico?¿Es ésto una manera de hacer mansedumbre?¿es una advertencia?¿Qué significa ésto?
Pues no tengo ni idea, porque si lo supiera... ¡ay si lo supiera!, podría cambiar el cielo de color que no tendría importancia ninguna para mí.  En la duda está la llave, la vida es el camino y el amor, la libertad eterna.  
En cualquier caso, alimento mi mente y sacio mi sed de respuestas, buscando hacia donde nadie mira. Quizá sea un camino sin retorno, quizá sea un camino tortuoso y lleno de contradicciones, quizá sólo sea lo que el Demonio quiera que sea, una eterna caída en la desesperación, pero al tiempo, también voy encontrando pequeños indicios, al que unos llamaran quimera, al que otros llamaran fortuna, otros locura, y yo, me limitaré a seguir buscando.
Pese a todo lo trascendental del tema, me gusta el valor que pueda tener el mensaje en lo cotidiano,  que a fin de cuentas es de lo que se trata, de salvarse, de ser felices, y ningún vicio hace al hombre más feliz.
Los Evangelios apocalípticos siempre me han resultado atractivos, pues llaman a la intriga, y eso es algo que me gusta, pero es que además me recuerdan a las líricas de una banda que llevo escuchando desde 1998, Tierra Santa.  Es precisamente escuchando a Tierra Santa con quien más me siento cómodo, son como si escuchara mis propios pensamientos y gustos, pero  realizados por otros, como si alguien entrara a ordenar mi alma y mente para hacerme un regalo, y no sólo por la lírica de temática histórica, mitológica y filosófica, si no, porque musicalmente me ofrecen todo lo que pido en una canción, que sea cañera pero sin descuidar la melodía, con cambios de ritmo, con pasajes musicales largos y pesados. Es en Tierra Santa donde además hallo un mensaje cristiano muy acorde a mi criterio, el cual también ha ido madurando conmigo en el tiempo, ya que llevo escuchando a TS desde 1998, desde aquellos primeros discos en los que simplemente se limitaban a narrar, como en "Los diez mandamientos", "Sodoma y Gomorra", "La Torre de Babel" "David y el gigante", "Juan de Arco", "La Cruzada" "Reconquista" etc.. Pasando posteriormente a temas más personales, en los que se deja de lado la tercera persona, para narrar en primera persona en temas como "Las puertas del infierno" "La Tentación" o "Ejércitos de las Tinieblas". Es precisamente este último tema el que hoy he recordado con el Evangelio.  
Ejemplos de verdaderas luchas internas:
 
 (fragmento de La Tentación, Tierra Santa)
"Si he de perder y es morir la voluntad
Mi vida cara ha de pagar antes que robe mi alma
No he de vender nunca la sangre ni la fe
Pues mi poder es más fuerte que su ser
Lucharé contra el mal aunque el diablo me tiente"
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(fragmento de Las Puertas del Infierno)
 
Podré salvar mi alma
sumida entre las llamas
que el diablo me robó
ahogando mi valor
volveré a la senda que perdí

Quiero que reces por mi
yo he de luchar hasta el fin
debo mi alma salvar
y de mi encierro escapar
más allá del horizonte

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